De forma intermitente llevo residiendo en los Estados Unidos más de ocho años. He ido al colegio, a la universidad y he trabajado en EE.UU. Las comparativas entre países son bastante simples de hacer, pero muchas veces los parámetros simplemente no están en las mismas escalas. Pero en el caso de EE.UU. y España, y habiendo tenido una larga experiencia en ambos, siempre ha habido un tema que me ha levantado curiosidad por su notable diferencia y me resulta difícil no establecer comparativas. Se trata de la visión de la sociedad civil.
Mi primera observación es que, cuando hablas con los jóvenes de Estados Unidos, estudiantes o personas que ya están insertos en el mundo laboral, muy a menudo y en la parte temprana de la conversación, suelen primero comentar el trabajo que realizan y después, casi con toda certeza, hablan de algún tipo de voluntariado en el que participan o que quieren participar, o su colaboración en una ONG local, en una biblioteca, o cualquier otro tipo de actividad local civil de en su comunidad o barrio. Esto es algo normal y frecuente entre la población de EE.UU. Personalmente, me encanta. Hay un compromiso de colaborar y aportar a la sociedad desde muy pequeño. Esta cercanía a la importancia de la creación y fortalecimiento de un tejido de sociedad civil comienza a una temprana edad, en los colegios, independientemente si son públicos o privados.
Siguiendo en esta línea, os dibujo otro ejemplo que me parece muy grafico. La sociedad norteamericana se siente mucho más ligada a las instituciones de enseñanza y universidades que en España (como regla general). Aquí los estudiantes que se gradúan de las universidades contraen una especie de vínculo informal con la institución que perdura para toda la vida. Los más afortunados y los que económicamente triunfan en la vida suelen “devolver” su gratitud a su universidad por su triunfo en la vida en concepto de donaciones. Efectivamente, soy realista, las donaciones desgravan en EE.UU., pero aun así, la cultura de devolver a tu sociedad cuando has triunfado, es mucho mayor que en España. Me resulta gratificante ver que cuando paseo por los campuses universitarios en EE.UU. hay placas en las entradas de la mayoría de los edificios, bibliotecas y complejos deportivos, donde está inscrito la persona que ha donado los fondos para su construcción, siendo siempre antiguos alumnos.
Igualmente, si nos podemos a hablar de las fundaciones, algo similar sucede. En España, más del 80% de las fundaciones reciben algún tipo de financiación, que en mayor o en menor medida, proviene de nuestras administraciones públicas. Sin esta inyección de dinero público, muchas de ellas dejarían de existir por falta de recursos económicos. En EE.UU. ocurre todo lo contrario. Las fundaciones se financian de forma privada. La inmensa mayoría no reciben ningún tipo de ayuda o subsidio de la administración (de hecho, esta hasta mal visto en muchas ocasiones). Son los propios miembros y socios los que se encargan, a través de actos benéficos, de recaudar fondos y de motivar a la ciudadanía para que aporten a las causas de las distintas fundaciones.
En España tenemos que trabajar más para crear un tejido de sociedad civil mucho más comprometida. Especialmente ahora en estos momentos de crisis. Tenemos que depender mas entre nosotros, entre nuestra sociedad, más que el gobierno. Esto empieza a través de la educación. Nos tenemos que dar cuenta de que iniciativa privada es muy enriquecedora y que tenemos que ser nosotros mismos, los ciudadanos, los que tenemos que ir creando un compromiso común para impulsar nuestras ideas, nuestras pasiones, para mejorar la sociedad sin tener que depender de las administraciones.
Hay un gran libro que precisamente habla y explica muy bien este tema y que recomiendo a cualquiera que esté interesado. El autor es un norteamericano que se llama Clay Shirky, y el título del libro es Here Comes Everybody: The Power of Organizing Without Organizations. (“Aquí llegan todos: el poder de la organización sin depender de las organizaciones”). Es un libro bastante reciente y me imagino que pronto saldrá una traducción al castellano. Una lectura sencilla y muy practica de cómo crear tejidos de sociedad civil sin depender de los gobiernos para resolver me manera más eficiente nuestros problemas.